Empieza el nuevo año con una alimentación sana
Empezar el año con una alimentación sana es la mejor manera de compensar los excesos de las Navidades. Toca volver a los alimentos de temporada, naturales, bajos en grasas y calorías y cocinar de forma saludable ¡Lo que no significa renunciar a disfrutar de lo que comes!
No se trata de hacer dietas exprés o que todo lo que consumas sea detox, si no de hacer una compra completa y equilibrada, que contenga alimentos de todos los grupos nutricionales: vegetales, frutas, carne, pescado… y dedicar un poco más de tiempo a la cocina.
En Cash Fresh ponemos esa alimentación sana que tu cuerpo necesita ahora al alcance de tu mano, con una cesta de productos muy variados y al mejor precio. Además, queremos orientarte sobre los puntos básicos de toda alimentación sana ¡es muy fácil seguirla!
¡Te esperamos en nuestras tiendas para empezar bien el año!
Cocina saludable
Entre las técnicas culinarias, eliges las más saludables y ligeras. Evita rebozados, empanados y fritos y apuesta por la plancha, la preparación en crudo, asados al horno o cocidos al vapor. Y también hay distintas maneras de hacer los guisos más saludables.
No caigas en el error de pensar que se pierde sabor con estas formas de cocinar, todo lo contrario ¡Extraerás todo el sabor natural de los alimentos!
5 comidas al día
No pienses que por hacer menos comidas al día ganarás menos peso. De hecho, lo primero que establecen los profesionales a la hora de seguir una dieta es que hay que hacer 5 comidas al día: desayuno, tentempié a media mañana, almuerzo, merienda y cena. Así evitas llegar al almuerzo y la cena con mucha hambre y comerte todo lo que te ponga por delante.
La clave está en incluir en todas las comidas alimentos saludables. Por ejemplo, aprovecha para introducir frutas en las comidas intermedias ¡Recuerda que hay que consumir 5 raciones de fruta y verdura al día!
Las verduras
En nuestra tierra contamos con una huerta excelente, repleta de vegetales fabulosos y muy variados. Ello, hace muy fácil introducir los distintos tipos en nuestros menús diarios: de hoja (espinaca, lechuga, acelga…), raíz (zanahoria, rábano, nabo…), tallo (espárrago, apio, puerro…), flor (coliflor, brócoli, alcachofa…), etc.
Las verduras son muy importantes porque nos aportan gran cantidad de vitaminas y minerales, además de proteínas, fibras y carbohidratos… una fuente segura de salud que no puede faltar en nuestra despensa.
Las frutas
Igualmente, contamos con tanta variedad de frutas al alcance de la mano que puedes elegir entre las que más te gustan. No obstante, al igual que ocurre con los vegetales, siempre recomendamos elegir las que están de temporada ¿Por qué? Muy sencillo: se encuentran en su mejor momento de sabor y propiedades y son más económicas ¡además de sostenibles!
Puestos a pedir, procura también que haya variedad en el consumo de frutas: dulces (plátano, cereza, higo, melón…); neutras (coco, aguacate, nuez…); semiácidas (fresa, mandarina, melocotón, mango…); y ácidas (kiwi, manzana, naranja, piña…).
También puedes guiarte por los colores para procurar un consumo variado: roja (tomate, fresas, granadas…); naranjas (batata, calabaza, zanahorias); verde (kiwi, manzana verde, aguacate…); amarillo (piña, melocotón amarillo, pomelo…); morado (arándanos, uvas, cerezas…); blanco (plátano, lichis, peras…).
Te dejamos en este enlace algunos trucos para conservar la fruta en casa y que dure más tiempo.
El pescado
¿No sois muy fans del pescado en casa? Esos hábitos pueden cambiarse si se eligen los pescados adecuados y se cocinan de manera sabrosa. Porque lo cierto es que el consumo de pescado es una condición indispensable para seguir una alimentación sana.
Puedes elegir entre pescado blanco, más magro y de sabor suave, como la merluza, lenguado, rape, bacalao, etc.; o azul, más graso, pero de mayor sabor, como el salmón, el atún, la sardina o los boquerones. Y para los más pequeños ¡tienes los pescados sin espinas!
Maneras de cocinarlo hay muchas: a la plancha, en guiso, marinado, en conserva, escabeche, frito, al horno… ¡Id probando hasta encontrar vuestros platos favoritos!
La carne
La carne tiene importantes propiedades nutricionales, fundamentales para la formación y fortalecimiento de los músculos. Es una gran fuente de proteínas, el combustible para el funcionamiento de nuestro organismo.
También nos aporta vitamina B12, muy importante para la formación de los glóbulos rojos y el funcionamiento adecuado del sistema nervioso. Otra función muy importante es su aporte de hierro, necesario para la formación de hemoglobina, encargada de llevar oxígeno a todas las células de nuestro cuerpo.
Para seguir una dieta completa y equilibrada, lo adecuado es consumir todo tipo de carne: blancas, rojas, ave, cerdo, vacuno… Para hacer su consumo más saludable, cocínalas en asado, guisos con verduras y a la plancha y cuida la guarnición.
La cantidad justa
En su justa medida, todo sienta mejor. Ni te pegues atracones ni sigas dietas duras que pueden provocar problemas digestivos y un shock para tu organismo.
Calculas las raciones según la edad, metabolismo y las necesidades de cada miembro de la familia. Las necesidades alimenticias no son las mismas para un niño pequeño que para un adulto deportista.
Como norma general, se recomienda consumir de 4 a 6 porciones al día de cereales, mejor integrales; 2 raciones diarias de verduras y hortalizas; 3 o más piezas de frutas; entre 2 y 3 raciones de lácteos al día; 3 o 4 raciones a la semana de pescado; de 2 a 4 de legumbres; 3 raciones de carne a la semana; de 3 a 5 huevos a la semana y, el aceite, aceite de oliva virgen extra.
Fuera de casa también
Para comer bien no hay que quedarse en casa. Habitúate a llevar también comida saludable al trabajo, preparándote unos tuppers sanos con variedad de alimentos naturales. Y si comes en un bar o restaurante ¡Siempre hay opciones saludables en la carta!
Stop a los azúcares refinados
Los azúcares refinados son el gran enemigo de una dieta sana. Eso significa desterrar de los desayunos y meriendas la bollería industrial, chocolates o comida ultraprocesada en general.
Por supuesto que nuestro cuerpo necesita glucosa para funcionar, pero nuestro organismo ya lo obtiene al descomponer las moléculas de los alimentos con hidratos de carbono, proteínas y grasas. Además, algunos azúcares se encuentran naturalmente en los alimentos como las frutas, las verduras y la leche.